EL TREN EN LA MEMORIA

D. Jaime Barreiro Gil; Profesor Universitario, Director Gerente de la Fundación de los FF. CC. Españoles

 

D. Jaime Barreiro Gil

 ¿CUÁLES SON SUS PRIMEROS RECUERDOS DEL TREN?
Mi primer recuerdo de un viaje en tren es infantil y lúdico: desde Santiago de Compostela a Villagarcía, en verano, en un tren tirado por una máquina de vapor; decenas de familias con sus niños, buscando las playas de la ría de Arosa. La escena que se me viene a la cabeza se parece más a la de una gran taberna que a la de un tren actual: gente de todas las edades, cantando, riendo, gritando, sin proporción alguna entre pasajeros y asientos. Una fiesta dominguera en toda regla. En recuerdo, en fin, muy alegre.

¿LE RESULTAN GRATOS ESOS RECUERDOS? ¿POR ALGUNA RAZÓN EN PARTICULAR?
Sí, claro, ya lo he dicho. Quizá por esa relación con lo lúdico. Cosa que, por ejemplo, no me sucede con los puertos de mar; la primera vez que me acerqué a uno de ellos fue para despedir a un familiar migrante, lo que pesa más en mi memoria que la beldad del mar. Ya ves; con lo bonito que es el mar…

¿RECUERDA SU PRIMER VIAJE EN TREN?
Sí, el primero de Santiago a Villagarcía.

¿HA USADO O USA EL TREN COMO MODO DE TRANSPORTE?
Uso el tren cada día para ir a trabajar (el suburbano) y cada semana para ir a casa, a Galicia (el Talgo). Y prometo que no lo hago por vinculación laboral, sino por comodidad. Si viajo de tarde, porque me puedo tomar unas horas para leer, que no me sobran. Si viajo de noche, porque voy durmiendo cómodamente.

¿QUÉ PIENSA DE LA EVOLUCIÓN DE ESTE MODO DE TRANSPORTE?
Ahora sí que por razones de trabajo, me desplazo con mucha frecuencia a Cataluña, donde la Fundación de los Ferrocarriles Españoles tiene un Museo y Sede, en Vilanova i la Geltrú. No todo el mundo sabe lo que es salir temprano de Madrid, tener un día de trabajo en Barcelona y estar de vuelta a dormir en el mismo Madrid, gracias al AVE. ¡Ojala tengamos rápido ese tren hasta Galicia!. Ahora las distancias no se miden en kilómetros, sino en horas, así que, en términos relativos, Galicia, desde Madrid, está más lejos que nunca. Cada día que pasamos en esta situación es tiempo perdido. Y esta modalidad de transporte de viajeros a alta velocidad no es más que una de las posibilidades que nos ofrece el nuevo sistema ferroviario; para Galicia es igual de importante o más sacarle provecho a un nuevos sistema ferroviario para el tráfico de mercancías, que vincule puertos, aeropuertos y centros logísticos; también, claro está, el transporte de viajeros en medias y cortas distancias. Entre todo eso, cambia el siglo. Nos cambia la vida. Eso y nada menos es el tren para nosotros hoy por hoy.

¿PIENSA USTED QUE EL FERROCARRIL HA SIDO UN ELEMENTO IMPORTANTE PARA EL DESARROLLO SOCIOECONÓMICO DE GALICIA?
Lo fue, sin duda, pero no tanto como pudo haberlo sido, porque la economía general del país y el diseño general de su sistema de transporte eran dos realidades no sincronizadas. Eso no debe volver a suceder esta vez. Las instituciones públicas y privadas deben pensar en ello con sentido de país y perspectiva de futuro. ¡Nada de jugar a las leiriñas…!.

¿CÓMO VE USTED EL FUTURO DEL FERROCARRIL GALLEGO?
El futuro no es del ferrocarril, sino de los gallegos. El ferrocarril tendrá el futuro que los gallegos sepamos darle. Es cosa de voluntad. Y de capacidad, pero sobre todo de voluntad. El tren representa un gran oportunidad; la cosa está en si vamos a estar a la altura de aprovecharla o no. Desde luego, si dejamos escapar esta ocasión, y seguimos siendo para mucho tiempo más una esquina periférica del mapa, es probable que nunca podamos dejar de serlo; las futuras generaciones tendrían todo el derecho del mundo a echarnos en cara la quiebra de sus expectativas. Hay una cosa en la que por lo menos podemos ponernos de acuerdo, espero: sabemos donde no queremos quedarnos. Pues vale: adelante. El futuro no es una variable espontánea; será lo que nosotros mismos seamos capaces de hacer que sea. Y punto. Yo, desde luego, sueño con una Galicia positiva, abierta al mundo y capaz de ocupar cada día más espacios de liderazgo. No se trata de un sentimiento utópico, sino de ir a más en nuestra propia realidad actual. Ya hay actividades en las que somos buenos, y habrá algunas otras en las que también podemos llegar a serlo. Seguro. Es cuestión de trabajo, confianza e inteligencia. Probablemente no andemos sobrados de nada de eso, pero tampoco estamos carentes del todo. ¿Quién iba a decirnos hace algunos años que no habría ninguna ciudad importante en el mundo que no tuviese una calle en la que faltase una tienda de nombre gallego?. Pues eso: que no partimos de cero.


El tren en la memoria